¿Qué está ocurriendo en el mundo árabe?
Eso es lo que cientos de personas se preguntan actualmente. Egipto, Yemen, Túnez, Libia, revueltas populares, intervención de las fuerzas militares, heridos, muertos.
¿Está acaso despertando el gigante, no dormido, sino sedado por años de intromisión de grandes potencias que dicen ser democráticas, pero que no dudan en manejar los hilos de títeres dictatoriales fuera de sus democráticas fronteras, por años de gobiernos y gobernantes corruptos más preocupados en incrementar sus ingresos que en atender a sus ciudadanos?
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Desde hace 23 largos años, el pueblo tunecino ha estado sometido a un régimen que se caracteriza por torturar, robar, y controlar a sus ciudadanos, desprovistos estos de derechos y libertades básicas y reprimidos por el miedo.
En tales circunstancias y, con los medios de comunicación al servicio del poder, parecía impensable que los tunecinos encontraran una vía de escape, un lugar donde aunar sus protestas, una puerta abierta al cambio.
Sin embargo la juventud tunecina encontró la alternativa. Las redes sociales se convirtieron en protagonistas, en medios de difusión instantánea, eficaz y anónima. Los teléfonos móviles y sus cámaras permitieron grabar pruebas de la represión.
Jeune Tunisie Libre ha sido uno de los grupos más activos en la red. Formado por cuatro jóvenes, de los cuales, ninguno supera la treintena, que se han estado encargando, no sólo de difundir informaciones contrastadas acerca de lo que estaba ocurriendo en las calles, sino también de convocar manifestaciones para protestar contra el régimen.
¿Quién manejaba los hilos?
El gobierno estadounidense era uno de los mayores defensores de Ben Ali, debido a su respaldo incondicional a EEUU en su política de apoyo a Israel. Fueron el gobierno estadounidense y sus aliados en la OTAN los que armaron y apoyaron a Ben Ali.
EEUU, sin ir más lejos, fue el máximo proveedor de armas en aquel sistema dictatorial, incluyendo 282 millones de dólares en armamento durante la Administración Obama.
El Presidente Sarkozy, había señalado al gobierno Ben Ali como uno de los regímenes más adelantados del mundo árabe y en los primeros días de la rebelión popular la Ministra de Asuntos Exteriores francesa Michele Alliot-Marie indicó a la Asamblea Nacional que Francia estaba dispuesta a enviar tropas para ayudar al gobierno Ben Ali como parte del convenio de colaboración entre ambos países. Semanas más tarde, el presidente Sarkozy negaba a Ben Alí el permiso de exiliarse en Francia.
Ahora, tras más de 20 años de represión consentida, ahora que la situación se hace insostenible, resulta, no contradictorio, sino ridículo y vergonzoso, verlos lanzando comunicados a diestro y siniestro, poniendo el grito en el cielo, apelando a los derechos humanos, condenando la violencia y la muerte de ciudadanos inocentes. Renegando, en definitiva, de su propia creación.
Y es que los intereses económicos siguen primando por encima de todo ¿cómo creen ustedes que una potencia llega a ocupar los puestos más altos en el panorama mundial? ¿Condenado un régimen dictatorial, tiránico, abusivo, asesino, carente de derechos y libertades? No. Exprimiendo hasta la última gota de beneficio que se pueda sacar de las relaciones con tal asesino, durante años y, cuando la situación se haga insostenible, jugar a ser juez y parte, ponerse el disfraz de héroe e intervenir, como es habitual, desde la comodidad de sus democráticas fronteras.
En el mundio árabe lo que están ya es hasta los bemoles de tanto impresentable que tienen de mandatarios, porque me consta que la gran mayoría de árabes, son buena gente, agradables y cariñosos salvo excepciones como en todo el mundo.
ResponderEliminarNingún extremos es bueno.
Un saludo.